La segunda temporada cierra dejando un sabor agridulce. No diré por qué, no es plan de destrozar la serie a nadie si la sigue por AXN. Así que hago balance muy por encima, mientras suena Led Zeppelin, uno de los grupos clave de la banda sonora, y a los que se les hacen referencia en casi todos los capítulos.
Este año empezó muy fuerte con uno de los mejores episodios de la serie, In my time of dying (canción del mismo título incluida en el Physical Graffiti de Led Zeppelin), con Dean a punto de palmarla y con Papá John intentando arreglar el desbarajuste que él solito había organizado. Empezamos a descubrir a un grandísimo secundario de nombre Bobby, y los fans empezábamos a babear ante lo que podíamos encontrarnos.
Lamentablemente, la euforia duró poco porque siguieron apareciendo secundarios y no precisamente de la talla de Bobby. Ellen y su insufrible niña Jo, y un tipo bastante peculiar llamado Ash. La noticia de que Jo iba a ser la novia de Dean provocó alguna protesta furiosa entre las admiradoras y algunos admiradores que decían que Dean con novia no iba a ser lo mismo. Al final se desechó la idea de relación romántica, porque la química entre Alona Tal (Jo) y Jensen Ackles (Dean) era nula, y porque tampoco se veía claro una relación. Por si fu
era poco, tuvimos que soportar a Jo el tiempo en el peor episodio de la serie con diferencia (No exit), pero al final Jo acabó desapareciendo casi del todo de la serie.

La mitad de la temporada tuvo dos de sus punto álgidos con Croatoan y Born under a bad sign. Cargados de una fuerte emotividad, iban desgranando pistas acerca de cuál iba a ser el futuro de los hermanos. Como fan, debo decir que estos dos capítulos me reconciliaron con una serie que me iba decepcionando por momentos, con unos capítulos muy flojos, en particular Houses of the Holy (sí, otra vez los Zeppelin) que incluyeron una charla religiosa que casi me tira al suelo el mito de Dean. Este tipo de cosas planteaban unos cambios en el carácter de los hermanos bastante interesantes y, aunque eran una evolución lógica en los personajes, siguen sin gustarme. Quiero decir, echo de menos a los Dean y Sam de la primera temporada, aunque como he dicho antes, siguen una línea evolutiva coherente. Aún así, siguen sin convencerme del todo. Las dos entregas antes mencionadas junto con otras de relleno especialmente divertidas como Tall tales hicieron de pronto subir los enteros de la serie, para llegar al desenlace.
What is and what should never be (Led Zeppelin again) nos montró aquello que Dean siempre quiso y enlazó perfectamente con All hells braks loose, final dividido en dos capítulos. Deja, como he dicho antes una sensación agridulce por el destino de uno de los hermanos (que no revelaré), pero la esperada aparición de John y el hecho de que Bobby y Ellen estuvieran por allí, redondeo una temporada mucho mejor que la primera en general, con capítulos para guardar y verlos varias veces.
Los actores, estupendos, con nominaciones al Emmy incluidas (Jensen Ackles) y como siempre sigo destacando a Jim Beaver como Bobby. Ahora sólo queda esperar para septiembre, tras la confirmación de la tercera temporada, que esperemos, no sea la última.
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